La mayoría de los abogados tienen un discurso inteligente. Prometen grandes indemnizaciones, vallas publicitarias llamativas, tácticas agresivas en la sala del tribunal, cualquier cosa para convencerte de que son diferentes. Pero aquí está la verdad: eso es solo ruido.

Lo primero que quiero que sepas es que nunca planeé convertirme en abogado de lesiones personales. Al inicio de mi carrera, procesé casos criminales, manejé difíciles demandas por construcción y profundicé en litigios comerciales complejos. Los cheques de pago eran constantes, y las victorias se sentían lo suficientemente gratificantes. Pero seguía encontrando la misma pregunta: “¿A quién estoy realmente ayudando?” Me encontré inquieto e insatisfecho, atrapado en una carrera que no se alineaba con quién soy como persona. Crecí en el sur de Texas, me enseñaron a ser honesto y genuino.

Crecer alrededor de ranchos, ganado y trabajos manuales dio forma a mis creencias: cuidar a las personas, resolver problemas de manera creativa y nunca pretender ser alguien que no eres. A los abogados les gusta afirmar que lucharán más duro que nadie. Claro, lucho por mis clientes, pero luchar solo no resuelve problemas. La estrategia lo hace. La calma bajo presión lo hace. La compasión lo hace.

Por eso cambié mi práctica al derecho de lesiones personales, no por las rápidas indemnizaciones, sino porque en estos casos, realmente estoy ayudando a alguien a sanar, reconstruir y avanzar. Es personal, significativo y, a veces, un trabajo dolorosamente real y no lo tendría de ninguna otra manera. He dejado el dinero fácil y los casos sin alma porque creo que mereces un abogado que esté comprometido contigo, que se desvele por la noche averiguando cómo superar a la otra parte y que realmente se preocupe por tu resultado, no solo por tu número de caso. No persigo volumen ni titulares; persigo resultados reales y que cambian la vida.

Los casos complejos requieren compostura, pensamiento creativo y el coraje para pivotar cuando las cosas se complican. Esas son mis fortalezas. He pasado décadas entrenando mi mente, a través del ajedrez, jiu-jitsu y duras batallas legales para encontrar soluciones calmadas en situaciones caóticas. Y llevaré toda esa experiencia a tu caso. Si el marketing llamativo te impresiona, no lo encontrarás aquí. Pero si la autenticidad importa, si tener a alguien genuinamente de tu lado importa, entonces deberíamos hablar. Mereces un abogado en quien puedas confiar con tu futuro, y eso es exactamente en lo que estoy comprometido a ser.

-Pablo Garza